Mor a Barcelona el poeta gallec Ramiro Fonte.El poeta i intel·lectual gallec Ramiro Fonte, de 51 anys, va morir al voltant a la mitjanit passada a l'Hospital Bellvitge de Barcelona, on es trobava ingressat des del passat 23 de setembre. Fonte era membre de la Real Acadèmia Gallega i actualment dirigia l'Institut Cervantes de Lisboa. Nascut a Pontedeume el 1957, a més de poeta va cultivar la narració, l'assaig, la crítica i va ser un estudiós de la literatura gallega. Té una important obra narrativa, tot i que és més conegut per la seva producció poètica, per la qual va rebre importants reconeixements, entre els quals es troben el Premi Crítica de Galícia, el Premi Losada Diéguez de creació, el Premi de la Crítica Espanyola, el Premi Esquio i el Premi Miguel González Garcés.
Su tema fue la vida; o sea, el tiempo. Como poeta se dio a conocer en el grupo Cravo Fondo, en los años 70, y en 1983 publicó su primer libro: As cidades da nada, al que siguieron otros como Designium (1984), (1986), Pasa un segredo (1988), Adeus Norte (1991), Luz do mediodía (1995), Mínima Moralidade (1998) o Capitán Inverno (1999).
Vivió echando la frente hacia delante y buscó un espacio propio, escritor en lengua gallega pero fuera del espacio central "tan marcado ideológicamente", y fuera de su tierra, primero en Londres y ahora en Lisboa. Era su modo de estar centrado en sí. En una imprenta portuguesa se imprime su próximo libro, Reversos, su editor no llegó a tiempo de enseñárselo. Faltó tiempo.
Como muestra, este precioso poema :
A TÍ
Diles que te quería,
Lo sabía el cerezo que da flor en abril
Y el torsión que llega a nuestras playas
Con su leyenda efímera de rumbos.
Pero núnca comprendí ese tu rencor
Que oprime el corazón de las gentes;
Que ofrece hiel cuando se pide agua,
Ácido pan cuando una voz se pide.
Díles que te quería.
Muchas veces en sueños
Paseo por esos lugares donde creció un día
La inmemorial nostalgia de los inviernos
Como crecen los niños con la caída de los meses.
Lentamente me di al mundo, inútilmente,
Con la propensión al desamparo que tenemos las personas
A las costumbres del olvido.
Pero díles
Que te quería, carmen, que te quería.
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