
Pero al día siguiente vuelvo a quererte, porque pienso que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu sonrisa y el colgante que llevas en el cuello. Tú dejaste de venir a mi encuentro, me olvidaste, por lo que no tuve más remedio que desaparecer de repente.
Todos los días te quiero y te odio irremisiblemente. Hubo temporadas en las no te conocía, en que me eras ajena como si nunca te hubiese conocido. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte mejor que yo, amor mío?C.B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario